COMUNICACIÓN POSTER
AUTORES
Silva Hernández, Lorenzo 1; Gutiérrez Viedma, Alvaro 2; Hernández González-Monje, Mariana 2; Romeral Jiménez, Maria 2; García Sáez, Rafael 2; Cuadrado Pérez, Maria Luz 2
CENTROS
1. Servicio de Neurología. Hospital Universitario Puerta de Hierro Majadahonda; 2. Servicio de Neurología. Complejo Universitario de San Carlos
OBJETIVOS
El aura persistente sin infarto (APSI) es una entidad infrecuente, aunque bien documentada. En la literatura revisada no existen casos de respuesta a toxina botulínica.
MATERIAL Y MÉTODOS
Comunicamos un caso de APSI con respuesta satisfactoria a toxina botulínica tipo A (TB-A).
RESULTADOS
Varón de 35 años, migrañoso con aura visual y sensitiva típica desde la infancia, que presenta empeoramiento de sus auras habituales. Las auras son visuales y sensitivas, aparecen con frecuencia diaria y se prolongan durante varias horas. Se acompañan de cefalea leve e intermitente, estrictamente hemicraneal izquierda. La RM de cerebro es normal. La frecuencia de auras se mantiene a pesar de terapia con magnesio y lamotrigina. Se inicia tratamiento con topiramato, que se retira por falta de efecto y mala tolerancia. Tras 11 meses las auras se hacen persistentes. Una nueva RM descarta infarto cerebral. Al mes se realiza prueba terapéutica con infiltración de 155 U de TB-A según protocolo PREEMPT. A partir de las dos semanas el paciente mejora progresivamente, hasta quedar con 1-2 episodios mensuales de aura típica de 15-20 min seguidos de su cefalea habitual. Tras suspender el tratamiento neuromodulador la situación clínica permanece estable, sin que el paciente haya requerido nuevas dosis de TB-A en dos años de seguimiento.
CONCLUSIONES
Las infiltraciones de TB-A pueden ser efectivas en pacientes con APSI. Es posible que la TB-A tenga un efecto directo o indirecto sobre los mecanismos cerebrales implicados en la generación y mantenimiento del aura. Se necesitan nuevas observaciones y estudios controlados a fin de corroborar esta hipótesis.
