COMUNICACIÓN ORAL | 21 noviembre 2013, jueves | Hora: 08:00
AUTORES
Jiménez Conde, Jordi 1; Giralt Steinhauer, Eva 2; Soriano Tárraga, Carolina 3; Mola Caminal, Marina 2; Rodriguez Campello, Ana 2; Ois Santiago, Angel 2; Cuadrado Godia, Elisa 2; null, Elena 3; Navalpotro , Irene 3; Puig , Albert 3; Gomez , Alejandra 3; Roquer Gonzalez, Jaume 2
CENTROS
1. Grupo de Investigación Neurovascular. Servicio de Neurología. Hospital del Mar. IMIM; 2. Servicio de Neurología. Hospital del Mar; 3. Neurología. Grupo de Investigación Neurovascular (NEUVAS). Hospital del Mar
OBJETIVOS
Existe gran variabilidad interindividual en el pronóstico tras un ictus. Se cree relacionada con factores genéticos. Estudios de GWAs han identificado múltiples variantes genéticas asociadas a fenotipos intermedios del ictus como los factores de riesgo vascular (VRF). Evaluamos el posible efecto de la carga genética asociada a FRV sobre el pronóstico del ictus.
MATERIAL Y MÉTODOS
Incluidos individuos caucásicos con ictus isquémicos indeterminados atendidos consecutivamente en nuestro centro, registrándose datos demográficos y FRV. Se identificaron 458 SNPs asociados en estudios de GWAs con FRV (HTA, DM, dislipemia, fibrilación auricular y cardiopatía isquémica). Tras pulir por grado de validación y por SNPs redundantes (desequilibrio de ligamiento) se obtuvo información genotípica in-silico de 135 SNPs. Se creó Score Genético (sgFRV) añadiendo un punto por alelo de riesgo presente. Se realizaron análisis univariado y multivariado de sgFRV con gravedad inicial (NIHSS) y Rankin a los 3 meses (RK3).
RESULTADOS
De 288 individuos, de incluyeron 249 tras controles de calidad. En análisis univariado, sgVRF no se asoció a NIHSS inicial, pero sí con RK3 (p=0.014). En el modelo multivariado, ajustando por edad, sexo, NIHSS inicial, FRV y Rankin histórico la significación se mantuvo, aumentando incluso la intensidad de la asociación entre sgFRV y RK3 (Beta: 0.225; p=1.47xE-5).
CONCLUSIONES
El acúmulo de variantes genéticas asociadas a FRV se asocia con el pronóstico a los 3 meses, independientemente del estado funcional previo y de la gravedad inicial del ictus. De confirmarse en próximos estudios, estos datos podrían ayudar a desarrollar estrategias que mejoren el pronóstico del ictus.