COMUNICACIÓN POSTER
AUTORES
Fernández Matarrubia, Marta 1; Orviz García, Aida 2; Jorquera Moya, Manuela 3; Abarrategui Yagüe, Belen 2; Muñiz Castrillo, Sergio 2; Aledo Serrano, Angel 2; Porta Etessam, Jesus 2
CENTROS
1. Servicio de Neurología. Hospital Universitario Marqués de Valdecilla; 2. Servicio de Neurología. Hospital Clínico San Carlos; 3. Servicio: Radiología. Hospital Clínico San Carlos
OBJETIVOS
La neurolinfomatosis (NL) es una entidad infrecuente caracterizada por la infiltración neoplásica de nervios, raíces o plexos por un linfoma no Hodgkin (LNH). Suele presentarse como una polirradiculoneuropatía sensitivo-motora subaguda ascendente, frecuentemente precedida por lumbalgia. Un 20% debuta con afectación de nervios craneales y en un 20-40% existe invasión leptomeníngea.
MATERIAL Y MÉTODOS
Varón de 54 años, hipertenso y dislipémico, que presenta un cuadro brusco de diplopia. Días después, comienza con lumbalgia intensa, acorchamiento en cara posterior de miembros inferiores y paraparesia progresiva. Un mes después asocia parálisis facial. La exploración revela paresia del III nervio craneal izquierdo y del VII derecho y polirradiculopatía sensitivo-motora lumbosacra, además de aumento de tamaño y consistencia del testículo derecho.
RESULTADOS
La RM objetivó engrosamiento y realce de las raíces lumbosacras y del nervio facial derecho y la citología del líquido cefalorraquídeo mostró presencia de células B neoplásicas. La biopsia testicular confirmó la existencia de un LNH B de células grandes, con evidencia de extensión renal, suprarrenal y ósea en el PET/TC.
CONCLUSIONES
La NL puede ser la primera manifestación de un LNH. Debe sospecharse ante una polirradiculoneuropatía dolorosa subaguda, especialmente si coexiste afectación de nervios craneales o periféricos. La RM dirigida es la prueba no invasiva más útil para demostrar la infiltración radicular o nerviosa. En algunos casos, la punción lumbar permite caracterizar las células neoplásicas, evitando la biopsia nerviosa. El tratamiento debe ser precoz y agresivo, con poliquimioterapia sistémica e intratecal si además existe afectación leptomeníngea. A pesar del tratamiento, la mediana de supervivencia es 10 meses.