COMUNICACIÓN ORAL | 20 noviembre 2015, viernes | Hora: 15:30
AUTORES
Tintoré Subirana, Mar 1; Otero Romero, Susana 1; Arrambide García, Georgina 1; Tur Gómez, Carmen 1; Comabella López, Manuel 1; Nos Llopis, Carlos 1; Arévalo Navinés, Maria Jesus 1; Vidal Jordana, Angela 1; Castilló Justribó, Joaquin 1; Rodríguez Acebedo, Breogan 1; null, Luciana 1; null, Raquel 2; null, Cristina 2; Sastre Garriga, Jaume 1; Montalban Gairin, Xavier 1
CENTROS
1. Servicio: Neuroinmunología Clínica. Hospital Universitari Vall d'Hebron; 2. Servicio: Radiología. Hospital Universitari Vall d'Hebron
OBJETIVOS
Los parámetros demográficos, biológicos y radiológicos al inicio de la esclerosis múltiple (EM) se pueden categorizar en bajo, medio y alto impacto. Asimismo, los cambios durante el primer año pueden modificar el riesgo estimado inicialmente. El objetivo es elaborar un modelo dinámico para predecir conversión y discapacidad a largo plazo.
MATERIAL Y MÉTODOS
Tras seguir clínica y radiológicamente a 1059 pacientes con un primer brote sugestivo de EM entre 1995 y 2014, se calculó el riesgo basal para predecir segundo brote y EDSS3.0 a partir del modelo de Cox, incluyendo: edad, genero, topografía, bandas oligoclonales y RM. Utilizando árboles de regresión se clasificaron a los pacientes en función de dicho riesgo. El riesgo basal fue re-ajustado incorporando los cambios durante el primer año, utilizando el software GUIDE v 19.0.
RESULTADOS
Los riesgos basales oscilaron entre 0.70 y 32.01 para segundo brote y entre 0.25 y 5.38 para EDSS 3.0. De acuerdo con los árboles de regresión, se identificaron 4 y 3 grupos de riesgo basal, respectivamente. A los 12 meses, el riesgo basal se vio modificado por: lesiones nuevas, inicio de tratamiento inmunomodulador y brote durante el primer año. El modelo actualizado mejoraba la predicción para EMCD (Harrell’s C modelo basal: 0.70; 12 meses: 0.76) y para EDSS (Harrell’s C modelo basal: 0.68; 12 meses: 0.75).
CONCLUSIONES
Basándonos en análisis previos, hemos creado un primer modelo predictivo para individualizar el pronóstico tanto a nivel basal como a los 12 meses tras un CIS, contribuyendo a la implementación de un modelo personalizado de decisión terapéutica.