COMUNICACIÓN ORAL | 24 noviembre 2017, viernes | Hora: 20:30
AUTORES
Suñol Capella, Mariona 1; Morales , Andres 2; De Torres , Carmen 2; Santa-María , Vicente 2; Aldecoa , Iban 1; Cruz , Ofelia 2; Mora , Jaume 2; Ribalta , Teresa 1
CENTROS
1. Servicio: Departarmento de Anatomía Patológica. Hospital Universitari Sant Joan de Déu; 2. Servicio: Oncología. Hospital Universitari Sant Joan de Déu
OBJETIVOS
Los gliomas son los tumores cerebrales pediátricos más frecuentes. Su clasificación se ha basado históricamente en la morfología y perfil inmunohistoquímico. La clasificación de la OMS 2016 integra parámetros moleculares en la definición de las entidades. Se requieren estudios prospectivos para determinar si dicha clasificación mejora la precisión del diagnóstico, pronóstico y contribuye a la personalización de los tratamientos. Nuestro objetivo ha sido identificar el potencial impacto clínico que hubiera supuesto la nueva clasificación al diagnóstico.
MATERIAL Y MÉTODOS
192 biopsias (172 pacientes, 2005-2016) diagnosticados de glioma en nuestra Institución con los criterios anatomopatológicos vigentes en su momento. Reevaluación basada en los nuevos criterios OMS 2016.
RESULTADOS
Los diagnósticos originales fueron: 121 gliomas de bajo grado (GBG), 30 alto grado (GAG), 28 tumores glioneuronales (TGN), 2 gliomas difusos de la línea media, 2 gliomatosis cerebri, 7 tumores neuroepiteliales de alto grado (TNEAG), 2 no evaluables. Tras la reevaluación, quedaron reagrupados en: 112 GBG, 12 GAG, 32 TGN, 5 TNEAG, 19 G-K27M, 2 G-G34R. En 10, la muestra fue insuficiente. 46 casos (30%) cambiaron de entidad tumoral o de grado. Los cambios más frecuentes fueron de GBG a astrocitoma pilocítico y de GAG a astrocitoma grado IV. BRAF y K27M fueron las alteraciones moleculares más contributivas. En 3 pacientes, la nueva clasificación hubiera tenido un impacto clínico relevante al diagnóstico.
CONCLUSIONES
La clasificación de la OMS 2016 permitió mayor precisión diagnóstica en 1/3 casos. Sólo en 1,74% de pacientes hubiera tenido un impacto clínico relevante al diagnóstico. BRAF y K27M fueronlas alteraciones moleculares más contributivas