COMUNICACIÓN POSTER
AUTORES
García Campos, Cristina 1; Domínguez Mayoral, Ana 2; Guerrero Zamora, Patricia 3; Benítez Moya, Jose Maria 3; Ferrer , Marta 3; Sánchez Gómez, Jesus 3; Sánchez Miura, Jose Antonio 2; De Torres Chacón, Reyes 2; Ferrete , Eloy 2; Gamero García, Miguel Angel 2; Barragán Prieto, Ana 2; Ruiz De Arcos, Maria 2; Gutiérrez Muñoz, Carmen 4; Aguilar Andújar, Maria 4; Pérez Sánchez, Soledad 2; Montaner Villalonga, Joan 2
CENTROS
1. Servicio de Neurología. Fundación Jiménez Díaz-Ute; 2. Servicio de Neurología. Hospital Virgen Macarena; 3. Servicio: Neumología. Hospital Virgen Macarena; 4. Servicio: Neurofisiología. Hospital Virgen Macarena
OBJETIVOS
El síndrome de apnea-hipopnea del sueño (SAHS) es un factor de riesgo de ictus, pero el infradiagnóstico ronda el 80%. Nuestro objetivo es valorar el impacto de un protocolo de cribado y tratamiento del SAHS en pacientes con ictus isquémico.
MATERIAL Y MÉTODOS
Análisis de dos grupos de pacientes con ictus isquémico: un brazo control (A) que sigue la práctica clínica habitual y otro de intervención (B) que incluye la realización de poligrafía durante el ingreso. En caso de detección de SAHS moderado o grave, se indica tratamiento con CPAP. En ambos grupos, realizamos una visita telefónica a los 6 meses del ictus donde se aplican las escalas SF-36, Barthel y mRS.
RESULTADOS
La muestra en el grupo A es de 28 pacientes y en el brazo activo B de 35. Los grupos son homogéneos respecto a las características clínico-epidemiológicas. Se ha detectado SAHS en todos los casos en los que se realizó poligrafía. En el grupo A, 11 pacientes realizaron consultas sanitarias (principalmente relacionadas con problemas cardíacos) frente a 5 en B (p = 0.023). Se detectaron mayor número de casos de FA en el grupo A (7 vs 1, p= 0.009). La calidad de vida fue valorada como mejor en el grupo B (p=0.04). No se encontraron diferencias estadísticamente significativas en la dependencia funcional al sexto mes del ictus.
CONCLUSIONES
Nuestros resultados sugieren que esta intervención tiene un impacto positivo en la mejoría de la calidad de vida y disminuye las consultas médicas, aunque se necesitan más estudios para confirmar estos datos.