COMUNICACIÓN ORAL | 22 noviembre 2012, jueves | Hora: 08:00
AUTORES
Rodríguez Acevedo, Breogan 1; Álvarez Rodríguez, Elena 2; Fraga Bau, Arturo 2; Vicente Alba, Pablo 2; Bellas Lamas, Paula 2; Gómez Alonso, Juan 3
CENTROS
1. Servicio de Neurología. Hospital Universitari Vall d'Hebron; 2. Servicio de Neurología. Hospital Xeral de Vigo; 3. Servicio de Neurología. Hospital Xera Cies de Vigo
OBJETIVOS
El aura epiléptica es una sensación subjetiva que generalmente suele preceder a otros tipos de crisis epilépticas, aunque puede presentarse de manera aislada. Aunque suele durar segundos-minutos, excepcionalmente, dura horas-días, denominándose entonces aura continua. Esta forma de status epiléptico ha sido escasamente tratada en la literatura
MATERIAL Y MÉTODOS
Hemos recogido los casos de aura continua vistos en los últimos nueve años en la Consulta de Epilepsia de nuestro Servicio de Neurología que atiende aproximadamente a 250000 habitantes.
RESULTADOS
Se encontraron nueve pacientes (4 mujeres) con aura continua, cuya duración osciló entre 5 horas y 15 días. En seis casos, consistía en sensación epigástrica extraña, en dos en olor desagradable y en otro en percepción continua de un “chirrido”. La aparición del aura continua coincidió en cuatro casos con cambios de medicación, en dos con incumplimiento terapéutico y en tres fue espontánea. El aura resultaba molesta para la mayoría de los pacientes y afectaba su calidad de vida. En seis casos, motivó consultas a psiquiatras, digestólogos y curanderos. La edad media de inicio del aura continua fue de 53 años, cuando la epilepsia llevaba casi dos décadas de evolución y era farmacorresistente en ocho pacientes. El aura continua desapareció en todos los pacientes tras haber ensayado una media de 3.2 fármacos. Sin embargo, persisten auras breves y otros tipos de crisis en ocho pacientes.
CONCLUSIONES
El aura continua aparece generalmente en epilepsias evolucionadas y refractarias. Por su semiología frecuentemente visceral, puede pasar desapercibida o confundirse con trastornos no-neurológicos. Su reconocimiento permite un manejo adecuado.