COMUNICACIÓN ORAL | 18 noviembre 2014, martes | Hora: 16:00
AUTORES
Sánchez Larsen, Alvaro 1; Díaz Maroto Cicuendez, Inmaculada 1; Ayo Martín, Oscar 1; García García, Jorge 1; Fernández Díaz, Eva 1; Monteagudo Gómez, Maria 1; Fernández Valiente, Maria 1; Serena Leal, Joaquin 2; Segura Martín, Tomas 1
CENTROS
1. Servicio de Neurología. Complejo Hospitalario Universitario de Albacete; 2. Servicio de Neurología. Hosp. Universitari Dr. Josep Trueta de Girona
OBJETIVOS
La clasificación etiológica del ictus es relevante porque condiciona evolución, tratamiento y pronóstico del evento. Existen diferentes clasificaciones aceptadas pero quizá la TOAST es la más extendida. Esta considera 5 subtipos: arteriosclerosis de gran vaso, oclusión de pequeño vaso (lacunar), cardioembólico, infrecuente e indeterminado. Las proporciones publicadas de cada subtipo en las diferentes series han sido muy parecidas, incluyendo la base de datos BADISEN. Sin embargo creemos que en los últimos años ha podido haber variaciones en la epidemiología del ictus isquémico. Por ello, comparamos los datos clásicos de la Stroke-Data-Bank (SDB) americana con la base de datos de nuestro centro y exploramos posibles diferencias.
MATERIAL Y MÉTODOS
Revisamos todos los pacientes diagnosticados de ictus en el Hospital de Albacete (CHUA) entre Agosto 2009-Abril 2014. Analizamos los mecanismos etiopatogénicos del ictus de acuerdo a los criterios TOAST y comparamos los resultados con la SDB, excluyendo las hemorragias en ambos grupos.
RESULTADOS
Analizamos un total de 1665 pacientes, 58% varones, edad media 71’2±12 años, rango 23-98. Comparando los porcentajes de ambas series, los resultados obtenidos son (CHUA/SDB): Aterotrombóticos (12’5%/8’5%); Lacunares (13%/25’4%); Cardioembólicos (32%/18’6%); Infrecuentes (2’5%/4%); Indeterminados (40%/43’5%). En nuestro centro la proporción de cardioembólicos era aún mayor en mujeres (41,4%/19%).
CONCLUSIONES
Nuestra muestra presenta un llamativamente menor porcentaje de ictus lacunares y un aumento importante de ictus cardioembólicos respecto a la SDB. Estas diferencias podrían responder a: 1) Mejoría sobre control de factores de riesgo vascular; 2) Aumento en la capacidad para detectar arritmias embolígenas (Unidades Ictus). Son necesarios estudios multicéntricos que permitan confirmar estos hallazgos.