COMUNICACIÓN POSTER
AUTORES
López López, M. 1; Ramos Alcalá, A. 2; Serrano Velasco, L. 2; Garnes Sánchez, C. 1; Guzmán Martín, A. 1; Tortosa Sánchez, T. 1; null, M. 1; Ortega Ortega, MD. 1; Torres Alcazar, A. 1; Hernández Martínez, JJ. 1; Espinosa Oltra, T. 1; Soria Torrecillas, JJ. 1; Giménez de Bejar, V. 1; Fuentes Ramírez, F. 1; Fages Caravaca, E. 1; Kahn Mesia, E. 1; Fortuna Alcaráz, L. 1; Hernández Hortelano, E. 1; Pérez Vicente, JA. 1
CENTROS
1. Servicio de Neurología. Hospital General Universitario Santa Lucía; 2. Servicio: Radiología. Hospital General Universitario Santa Lucía
OBJETIVOS
Mostrar la importancia del daño cerebral adquirido mediante mecanismo traumático en la infancia, la obligatoriedad de descartar origen no accidental y sus repercusiones en la vida adulta.
MATERIAL Y MÉTODOS
Mujer de 38 años con retraso psicomotor moderado , megacefalia y epilepsia refractaria, con crisis focales de frecuencia mensual. Pertenece a una familia de nivel socio-económico bajo. Cinco hermanos sanos y un mortinato por mielomeningocele craneal. La paciente presentaba un retraso psicomotor desde el nacimiento, con deambulación tardía más allá de los 3 años, sufría frecuentes caídas. La primera crisis aconteció a los 4 años
RESULTADOS
RMN CRANEAL: Higromas de gran tamaño que provocan importante compresión y deformidad de ambos hemisferios cerebrales. Área de encefalomalacia frontal izquierda. Malformación de Dandy-Walker. Sistema Ventricular malformado con ausencia de septum pellucidum.
CONCLUSIONES
Las lesiones de nuestra paciente son sugestivas de traumatismo con mecanismo de aceleración-desaceleración brusca. La imagen cerebral que aportamos es espectacular e inhabitual en adultos. En nuestro caso no ha sido posible aclarar el origen definitivo puesto que la enferma sufría caídas muy frecuentes en la primera infancia. Estos hallazgos obligan a sospechar y descartar un origen no accidental, especialmente en niños y población vulnerable. El Síndrome del niño Zarandeado accidental o como agresión es una de las causas de TCE grave en la edad pediátrica, especialmente en menores de un año. Entre los factores intrínsecos que lo favorecen están la encefalopatía previa y la mala situación socioeconómica familiar. La evolución habitual es hacia un daño cerebral permanente.