COMUNICACIÓN ORAL | 18 noviembre 2016, viernes | Hora: 15:30
AUTORES
Urtiaga Valle, Sarai; Terrero Carpio, Rodrigo; Vieira Campos, Alba; Labrador Marcos, Sergio; Balseiro , Jose Jesus; Martinez Menendez, Beatriz
CENTROS
Servicio de Neurología. Hospital Universitario de Getafe
OBJETIVOS
La toxina botulínica, neurotoxina producida por el Clostridium botulinum, bloquea la liberación de acetilcolina produciendo una denervación química transitoria. Sus aplicaciones en el ámbito de la neurología son variadas, entre ellas está la del tratamiento de las distonías. Con el siguiente estudio buscamos la comprobación de la utilidad real de la toxina botulínica en la práctica clínica.
MATERIAL Y MÉTODOS
Revisamos la historia de todos los pacientes remitidos a consulta de toxina entre noviembre 1999 y diciembre 2014, extendiendo el seguimiento hasta mayo del 2016 (media de años de seguimiento: 6’6 años). De ellos, 182 lo fueron por distonia (blefaroespasmo 25%, hemiespasmo 39’5% y distonía cervical 17’2%, entre otros). Los datos recogidos han sido analizados en el programa SPSS, realizando estadística descriptiva, correlación de variables y análisis de multivarianza (MANOVA). Se analiza la dosis mínima y máxima eficaz, así como la duración máxima y mínima de eficacia. También se describen los efectos adversos, el porcentaje de abandono y las causas de éste.
RESULTADOS
Sólo 157 del total de pacientes fueron finalmente infiltrados. La toxina resultó de utilidad en el 89,2 % de éstos: 10,2 % con excelente respuesta y 61,2 % con respuesta buena. Un 40,8% presentaron efectos adversos en algún momento a lo largo de los años. En este tiempo, 61 pacientes dejaron de ser infiltrados en nuestro centro, pero en solo 9 de ellos (5,7% del total) el motivo fue la ineficacia.
CONCLUSIONES
El uso de la toxina botulínica para el tratamiento de la distonía resulta una técnica eficaz y segura.