COMUNICACIÓN ORAL | 18 noviembre 2022, viernes | Hora: 17:30
AUTORES
González Manero, Ana Maria 1; Peinado Postigo, Felix 2; Calvo Alzola, Marcos 3; Moreno Gambín, Maria Isabel 3; Velayos Galan, Alberto 3; BOTIA PANIAGUA, ENRIQUE 2
CENTROS
1. Servicio de Neurología. Complejo Hospitalario La Mancha Centro. Hospital de Tomelloso; 2. Servicio de Neurología. Complejo Hospitalario La Mancha Centro M.I.; 3. Servicio: Neurociencias. Complejo Hospitalario La Mancha Centro M.I.
OBJETIVOS
Los trastornos de ansiedad afectan aproximadamente a un 10% de la población, y el insomnio es una de las manifestaciones clínicas más frecuentemente asociadas.
MATERIAL Y MÉTODOS
Presentamos una serie de 23 pacientes con insomnio secundario a trastornos de ansiedad, vistos en consulta de Neurología. Se incluyeron pacientes con insomnio clínicamente significativo, tanto de inicio como de mantenimiento, de más de 6 meses de evolución, y en los que se habían descartado causas médicas o psiquiátricas salvo ansiedad. Se probó la asociación melatonina con L-teanina y se comparó con la situación previa del paciente sin tratamiento (15 pacientes) y con tratamientos previos con melatonina sin asociaciones (8 pacientes).
RESULTADOS
Se evaluó al mes y tras 3 meses de tratamiento mediante la escala CGI-GI. La mayoría de los pacientes se sintieron “mejor, mucho mejor o muchísimo mejor” tras 1 mes de tratamiento (73%) y aumentó la proporción a los 3 meses hasta un 86%, englobando en ambos casos tanto los que no tomaban tratamiento previo, como aquéllos en los que se comparó con presentaciones de melatonina sin asociaciones. La d-glutamiletilmida es el amninoácido predominante en la teanina; se conocen desde antaño sus propiedades relajantes, posteriormente evidenciadas en estudios electroencefalográficos en que se objetivó aumento de actividad alfa occipital asociada a su administración.
CONCLUSIONES
El 45% de los casos de insomnio son debidos a ansiedad principalmente anticipatoria relacionada con el sueño. Si bien son resultados preliminares, limitados, que precisarán estudios más amplios, supone un reto motivador en nuestra búsqueda de nuevas estrategias para el abordaje del insomnio.