COMUNICACIÓN ORAL | 18 noviembre 2011, viernes | Hora: 15:00
AUTORES
Mier Juanes, Jorge
CENTROS
Servicio de Neurología. Hospital de Cabueñes
OBJETIVOS
Los trastornos del movimiento post-ictus, formando parte de la sintomatología aguda o con aparición diferida, no son infrecuentes, pero tienden a ser infradiagnosticados por su espectro clínico variable. En la literatura es mucho más relevante la descripción de casos clínicos aislados que la de series ictales: al valor semiológico de la localización se añaden, en ocasiones, otros significados etiológicos y pronósticos.
MATERIAL Y MÉTODOS
Hemos revisado retrospectivamente los movimientos anormales recogidos en una serie de 1200 ictus anuales, con estimación de una incidencia de 0.5%. Algunos casos fueron vídeo-filmados. Las edades de los pacientes estaban comprendidas entre 45 y 75 años, y ambos sexos estaban representados por igual.
RESULTADOS
La clasificación semiológica y etiológica, basada en la neuroimagen, fue la siguiente: limb-shaking (trombosis carotídea), hemicorea-balismo (hemorragia ganglionar), asterixis unilateral (infarto lacunar talámico), temblor mandibular (múltiples lesiones isquémicas de territorio posterior) y el resto corresponde a fenómenos relacionados con la espasticidad (infartos bulbar y estrío-capsular). La topografía de la mayoría de las lesiones fue profunda aunque el limb-shaking expresaba la inestabilidad hemdodinámica de un territorio arterial cerebral amplio que incluía corteza. Excepto el temblor, todos los demás síntomas tenían expresión focal contralateral a la lesión. Sólo en los tres últimos casos, que eran de aparición retardada y progresiva, los movimientos anormales persistían al alta.
CONCLUSIONES
Los movimientos anormales post-ictus, a pesar de su incidencia modesta, muestran un gran valor semiológico y constituyen un reto diagnóstico para el clínico, que deberá realizar un adecuado diagnóstico diferencial con la epilepsia vascular y otros trastornos del movimiento.