COMUNICACIÓN ORAL | 23 noviembre 2017, jueves | Hora: 08:00
AUTORES
Arias Rivas, Susana 1; López Dequidt, Iria 1; Santamaría Cadavid, Maria 1; null, Emilio 1; Iglesias Rey, Ramon 2; Campos Pérez, Francisco 2; Castillo Sánchez, Jose 2; null, Manuel 1
CENTROS
1. Servicio de Neurología. Hospital Clínico Universitario de Santiago de Compostela; 2. Área de Neurovascular. Servicio de Neurología. Laboratorio de Investigación en Neurociencias Clínica. Hospital Clínico Universitario de Santiago de Compostela
OBJETIVOS
El tratamiento con rtPA intravenoso ha conseguido mejorar el pronóstico funcional de los pacientes con ictus, sin embargo hay casos en los que no se consigue una reperfusión precoz. En estos casos el rtPA puede producir un efecto tóxico sobre el parénquima cerebral. Nuestro objetivo es investigar el posible efecto neurotóxico del rtPA en los casos en los que no se consigue una reperfusión precoz.
MATERIAL Y MÉTODOS
Diseñamos un estudio caso-control usando un análisis restrospectivo de los pacientes que recibieron rtPA intravenoso (ventana de 4.5 horas), con o sin trombectomía mecánica. Se consideraron controles los siguientes pacientes consecutivos que no recibieron tratamiento recanalizador y que cumplieron los criterios de inclusión. Como marcador de reperfusión clínica consideramos la mejoría neurológica precoz, definida como NIHSS 24h – NIHSS basal > 8 puntos. La variable principal fue el empeoramiento funcional en los primeros 3 meses (mRS 3 meses – mRS basal >=1 punto).
RESULTADOS
Incluimos 1154 pacientes (557 tratados con rtPA y 577 controles). En el grupo de pacientes tratados con rtPA, el 39.4% de aquellos en los que no se obtuvo reperfusión clínica presentaron empeoramiento funcional frente a un 3.5% en el grupo en el que sí se obtuvo reperfusión clínica (p<0.0001). En el grupo control no se encontraron diferencias en el porcentaje de empeoramiento funcional en el grupo con reperfusión o sin reperfusion clínica (11.0% vs 11.1%).
CONCLUSIONES
La administración de rtPA sin reperfusión en las primeras 24 horas se asocia a un mayor riesgo de deterioro funcional en los primeros 3 meses.