COMUNICACIÓN POSTER
AUTORES
Vidal Robau, Nuria
CENTROS
Servicio de Neurología. Hospital Universitari de Bellvitge
OBJETIVOS
Si bien los anticogulantes orales de acción directa (ACOD) presentan un perfil de eficacia y seguridad en mayor parte superior al de los anticoagulantes antivitamina K, el porcentaje de prescripción tras un ictus es muy heterogéneo.
MATERIAL Y MÉTODOS
Revisamos los 213 pacientes ingresados por ictus isquémico por FA no valvular en nuestro centro durante 2015-2016. Analizamos cuál fue el tratamiento instaurado durante su proceso asistencial más allá de 6 meses.
RESULTADOS
El 66% en el momento del alta estaban anticoagulados (7% con ACOD) y 25% antiagregados; con diferencias significativas en variables edad y Rankin 0-1 basal. El principal motivo para no anticoagular al alta fueron transformación hemorrágica o infarto extenso, sólo 7% presentaban un filtrado glomerular <30 ml/min. En el control ambulatorio la cifra de pacientes anticoagulados fue del 92% (31% ACOD). Un 18% presentaban alteración de la función renal y un 2% necesidad de tratamiento antiagregante. La mayoría de pacientes antiagregados o sin tratamiento serían tratados con ACOD. En un 20% de los casos la causa del ictus fue un fallo terapéutico de los antiviamina K, instaurándose el tratamiento con ACOD en sólo el 10% al alta, y en el 30% durante seguimiento ambulatorio.
CONCLUSIONES
La prescripción de ACOD en la prevención secundaria del ictus por FA es baja (31%), pudiéndose responsabilizar en un 41% de los casos a factores clínicos en el momento del alta, pero sólo en un 20% durante el seguimiento.