COMUNICACIÓN POSTER
AUTORES
Fuentes Rumi, Luna 1; Cabrera Maqueda, Jose Maria 1; Carreón Guarnizo, Ester 1; Hernández Clares, Rocio 2; Baidez Guerrero, Ana Esther 1; Vazquez Lorenzo, Julian 2; Jiménez Veiga, Judith 1; Leon Hernandez, Adelaida 3; Velazquez Marin, Francisca 3; Zamarro Parra, Joaquin 1; Iniesta Martinez, Francisca 1; Morales Ortiz, Ana Maria 1; Meca Lallana, Jose E. 1
CENTROS
1. Servicio de Neurología. Hospital Universitario Virgen de la Arrixaca; 2. Servicio: Neurociencias. Hospital Universitario Virgen de la Arrixaca; 3. Servicio: Radiología. Hospital Universitario Virgen de la Arrixaca
OBJETIVOS
La retirada de natalizumab (NTZ) en esclerosis múltiple puede provocar “rebote” de actividad inflamatoria, definido como brote severo con aumento inusual de actividad en resonancia magnética (RM). En nuestro centro, empleamos dos esquemas con metilprednisolona intravenosa (MPIV) para reducir este efecto.
MATERIAL Y MÉTODOS
Analizamos los pacientes que abandonaron NTZ entre 2012 y 2017. Durante el periodo de lavado (PL), se siguió: Esquema 1 (años 2012-2013): PL 3 meses: 1,2, y 3 gramos MPIV cada mes, respectivamente Esquema 2: (años 2014-2016): PL 2 meses: 1 y 2 gramos MPIV cada mes, respectivamente. 10 días después de cada esquema, se inició el nuevo fármaco. Se analizaron variables clínicas y de RM.
RESULTADOS
50 pacientes abandonaron NTZ (68% mujeres, edad media 40.39, EDSS media 3.59). Se inició fingolimod en 80%. A los 6 meses, el 32% presentó brotes y 38,5%, vuelta a la actividad previa en RM. El fenómeno de “rebote” ocurrió en el 6%. No hubo brotes durante PL; tampoco diferencias clínicas ni radiológicas entre los esquemas. La vuelta a la actividad previa de EM ocurrió en pacientes más jóvenes, con mayor tasa anual de brotes (TAB) en dos años tras NTZ y con mayor presencia de actividad en RM, sin diferencias en EDSS tras dos años de seguimiento.
CONCLUSIONES
Ambos esquemas con MPIV fueron bien tolerados y el fenómeno de “rebote” se observó solo en 6%. En nuestro estudio, MPIV podría reducir la posibilidad de rebote. La vuelta a la actividad clínica y radiológica previa al 6º mes supondría un peor pronóstico a 2 años.