COMUNICACIÓN ORAL | 26 noviembre 2021, viernes | Hora: 20:00
AUTORES
Guijarro Castro, Cristina 1; Estallo Guijarro, Laura 2; Barroso Merinero, Alejandro 3; Morillo Muñoz, Ana 4; Ochoa Mulas, Marta 4
CENTROS
1. Servicio de Neurología. Subdirección General de Formación y Ordenación Profesional. Ministerio de Sanidad.; 2. Servicio: Neurociencias. Universidad Autónoma de Madrid; 3. Servicio de Neurología. Hospital Universitario Madrid Sanchinarro; 4. Servicio de Neurología. Hospital de Madrid-Montepríncipe
OBJETIVOS
Los trastornos neurológicos funcionales, antes llamados trastornos conversivos, son un problema clínico frecuente en los servicios de neurología y psiquiatría, y han aumentado durante esta pandemia. Los médicos pueden “inventarse” enfermedades para salvar vidas.
MATERIAL Y MÉTODOS
Se han revisado situaciones en las cuales los sanitarios se han inventado enfermedades, para salvar a colectivos vulnerables.
RESULTADOS
El 16/10/1943 se esconden en el hospital de la isla Tiberina (Fatebenefratelli), 87 judíos, que los nazis querían deportar a campos de concentración. Les hicieron creer dos médicos y un estudiante, que tenían una enfermedad neurodegenerativa, altamente infecciosa, la enfermedad K, y así no los inspeccionaron. Dos médicos polacos: Lazowski y Matulewicz, salvan a 8000 judíos del gueto de Rozwadow, inyectándoles bacterias muertas del tifus, que daban falsos positivos en la prueba de Weil-Felix en 1941. Eduardo Martínez Alonso, un médico vigués, espía británico que trabajaba en la Cruz Roja de Madrid, falsificaba salvoconductos a los perseguidos por los nazis, para que desde la cafetería Embassy, pasaran a Portugal y emitió informes médicos falsos alegando que reclusos habían contraído afecciones graves, y redactaba una carta recomendando a las autoridades españolas su evacuación, por razones humanitarias o para evitar contagios. En 1942, Irena Sendler, enfermera polaca en el gueto de Varsovia, rescató más de 2,500 niños en ambulancias como víctimas de tifus o escondidos en cajas y en ataúdes. Guardó sus verdaderos nombres en botes de cristal que enterró, para que pudieran volver con su familia.
CONCLUSIONES
Quien salva una vida es como si hubiese salvado el mundo entero